—En los próximos seis meses, haré todo lo posible por encontrar más pruebas y luego meterlos tras las rejas. Entonces seré libre de todas las cargas y enfrentaré mi redención.
—¿Qué quieres decir padre? —preguntó y yo sonreí.
—Te daré seis meses para intentar conseguir la familia que deseas —dije y él me miró con ojos confundidos.
—No eres tan inteligente como había pensado que eras —dije y él puchereó, desde cuándo aprendió a pucherear.
—¿Estás puchereando? —pregunté, asombrado, y él bajó la mirada.
—Madre dijo que me veo bien así —se defendió y yo reí entre dientes.
—Marianne te está convirtiendo en un niño otra vez —comenté y él asintió.
—Sí, su forma de pensar es justo lo opuesto de madre, ella siempre solía decir que debería ser adulto, que debería ser maduro, que no debería reír en público, era una madre muy estricta, creo que tenía muchas expectativas puestas en mí, padre —dijo en un tono nostálgico.