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Mientras sostenía el pañuelo en su mano, se dio cuenta de que no era más que un simple pedazo de tela amarilla. Aparte del borde cosido, solo estaba bordado el nombre, Bai Zhi, y nada más.
Dándose cuenta de que Bai Zhi estaba absorta en su comida, Meng Nan disimuladamente deslizó el pañuelo en su manga. Creía que sus acciones parecían completamente naturales y exentas de cualquier fallo, pero sin que él lo supiera, un par de ojos atentos seguía fijo en él.
Una vez que terminaron su comida, Bai Zhi se levantó y se despidió. Le recordó que no descuidara tomar el medicamento prescrito y aplicar la pomada en su herida. Prometió volver en cinco días para un examen de seguimiento.
Meng Nan acompañó personalmente a la pareja hasta fuera y mantuvo su mirada fija en ellos hasta que su carruaje desapareció de vista. Luego, reingresó a su residencia con Jin Shiwei a su lado.