Bai Zhi estaba sentada a su lado. —¿Tienes hambre? Todavía nos queda algo de pescado y langosta. ¿Quieres comer?
Hu Feng negó con la cabeza. —No tengo hambre.
—Oh... Su silencio comenzó a pesar en el aire, haciendo la atmósfera algo incómoda. Hu Feng no era muy hablador, y el silencio era su estado habitual. Ella debería estar acostumbrada, pero esta vez, su tranquilidad la dejó sintiéndose perdida.
—La luna está excepcionalmente redonda esta noche —observó ella, intentando romper la tensión incómoda al desviar la conversación.
Hu Feng siguió su mirada hacia el cielo y respondió suavemente —Hoy es el 15; la luna naturalmente parece redonda.
—Sí, es el 15 del mes. Lo que quería decir es que la luna parece excepcionalmente redonda esta noche. Jajaja... —Bai Zhi se rió, pero solo pareció amplificar la incomodidad.