Me paralicé allí en confusión y miedo. Mis palabras habían enfurecido tanto a Lexus que acabó rompiendo el vaso en sus manos.
Y aunque sangraba mucho, no le importaba.
—Lo-lo siento... —dije—. Yo no quería decir eso. Mi voz era apenas lo suficientemente alta para ser escuchada.
—Ven aquí. —Exigió y bajé hacia él. Su mirada fija en mí en cada momento y movimiento. Fui y me paré frente a él, mirando su mano sangrante.
—No había necesidad de que te enfadaras tanto. —Miré el suelo en vez de a él—. Te ves tan aterrador... —susurré.
—¿Me veo aterrador? —Agarró mi barbilla con su mano sangrante y levantó mi cara para asegurarse de que lo estaba mirando—. ¿Así que quieres dejarme?
Sujeté su mano en mi barbilla con las mías, dejando que se ensuciaran con sangre—. No. —Bajé su mano—. ¿No deberíamos tratar esto? Todavía lo miraba.
No respondió a mi pregunta, en cambio continuó el interrogatorio—. Respóndeme honestamente. ¿Estás celosa de Diana?