—No tenía ningún plan de quedarme y jugar con un tipo como él. Emite una vibra tan mala y peligrosa. Seguí caminando cuando alguien agarró mi muñeca y me giré de golpe.
—No era él. De hecho, él seguía ahí donde estaba, con cara de póker.
—La que estaba sujetando mi muñeca era una chica joven, de mi edad, pelo negro oscuro y ojos azul lapislázuli, piel pálida y un poco más alta que yo.
—Pero lo que realmente llamó mi atención fue su gargantilla.
—O debería decir su collar, que se parecía mucho al mío.
No me di cuenta cuando el chico rubio se había acercado a pararse junto a nosotras.
—Verás —dijo él y puso sus manos sobre los hombros de ella—, le prometí a mi pequeña gatita que le daría un día libre pero no tenía una amiga. Sonrió, ¿qué tal si te conviertes en su amiga? Sonreía, pero parecía como si no me estuviera dando una opción.
—¿Por qué yo?