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Mientras caminábamos hacia el bosque, muchas cosas surgían en mi mente. Muchas preguntas, muchas preocupaciones, innumerables dudas que me estaban poniendo ansioso. Seguía pensando: ¿y si la tumba de Maya ya no estuviera allí? Han pasado décadas, alguien podría haberla destruido. Alguien podría haberla removido para hacer algo allí. Tal vez fue destruida durante alguna tormenta.
Tenía muchas cosas y preocupaciones en mi mente pero, contrariamente a mis expectativas, la tumba de Maya todavía estaba allí. Bajo la enorme roca en la que murió. Había hecho su tumba en el espacio hueco debajo de ella para protegerla de la lluvia y las tormentas, pero no era sólo eso. Algo más estaba allí que me dejó bastante sorprendido.
Lo que más me asombró fue que no era la única tumba allí.