—Debido a sus heridas, Savannah no podía tomar un baño. Después de limpiar su cuerpo con una toalla, se acurrucó en la cama de espaldas a la puerta.
—García quería hacerle compañía, pero Savannah le pidió que se fuera. Con medio suspiro, García atenuó la luz y salió de la habitación.
—No sabía qué había pasado entre el señor Sterling y Savannah. Esperaba que solo hubieran tenido una pelea por algo sin importancia y que mañana todo estaría bien.
—García pasó una noche en vela preocupándose por Savannah.
—A la mañana siguiente, subió corriendo las escaleras antes de que amaneciera y tocó a la puerta.
—No hubo respuesta. Empujó la puerta y encendió la luz, asustada.
—Savannah yacía inconsciente en la cama, envuelta apretadamente en el edredón. Estaba enrojecida por la fiebre, respirando rápidamente y su frente ardía.