—No estoy diciendo tonterías. ¡Lo sé, es ella! ¡Quiere atormentarnos! La abuela había sido atacada por la presión arterial varias veces por su culpa. ¡Esta vez, debe ser ella de nuevo! ¡Si sigue así, tarde o temprano, se volverá contra ti y papá, y nuestra familia será destruida por ella! —gritó Charlotte, completamente alterada.
—¿Tienes alguna prueba? Fui a esa iglesia, pero no había evidencia de que Savannah haya estado allí. ¿Y por qué Savannah le haría esto a la abuela? ¿Por qué debería ella ir en contra de nuestra familia? Charlotte, sé que la detestas, pero no la incrimines —Lionel frunció el ceño.
—No tengo pruebas, y no sé por qué nos odia tanto. Pero sé, que no puede ser nadie más que ella. Lionel, ¿por qué no me crees? ¡Esa perra ya no es lo que era antes. Ha cambiado! ¡Quiere destruir nuestra familia! Lionel, ten cuidado, sé que también tiene intenciones de hacerte daño... —La voz de Charlotte se quebró en un sollozo, y su delgado cuerpo temblaba.