—¿En serio? Devuélveme la prueba de mi malversación que tienes en la mano; de lo contrario, ¡no confío en ti! —Eric apretó los dientes.
—¡Basta! Eric, después de cerrar el trato, acordamos no volver a contactarnos para evitar sospechas de los demás. ¡No me llames más! —Charlotte colgó impacientemente.
Ella podía controlar a Eric con la evidencia en su propia mano. ¿Cómo podría ser tan tonta para devolvérsela?
Sosteniendo el teléfono, Eric se volvía más agitado. Pensaba que Charlotte solo estaba jugando con él.
Si no fue ella quien le dijo al Señor Sterling sobre él, ¿quién más podría ser?
¡Ahora ella todavía se negaba a devolverle la evidencia! ¡Algo debe estar mal!
* * *
Charlotte había estado un poco molesta desde que recibió la llamada de Eric.
Ser auditado siempre era un asunto serio. ¿Eric estaría desesperado por causarle problemas?
Por la tarde, salió de la habitación y bajó las escaleras para cenar de manera lánguida.