Jacob resistió el impulso de rodar los ojos. Se volvió hacia Savannah y dijo con dulzura —Está bien, no tienes que esforzarte en recordar. Déjalo ir.
Savannah asintió, esbozando una dulce sonrisa. Aunque no recordaba a Jacob, su intuición le decía que el joven doctor era un buen hombre. Realmente le importaba.
—¿Han terminado? —Dylan interrumpió la conversación entre ellos.
Vamos, él trajo a Savannah aquí para un chequeo, no para que coquetearan bajo su nariz.
Jacob soltó una carcajada y llamó a una enfermera para llevar a Savannah a la sala de exámenes.
Era casi mediodía cuando se terminó el examen físico completo.
Mientras Savannah comía una manzana en la sala de descanso del doctor, Jacob se sentó frente a Dylan en la oficina, leyendo el informe de análisis de Savannah.
—¿Cómo está? —Dylan se preocupó un poco al ver a Jacob frunciendo el ceño al informe.