Cooper, al ver la expresión complicada y algo avergonzada de Savannah, hizo una señal a los sirvientes y le dijo suavemente a Savannah —Está bien, Srta. Schultz, por favor, venga conmigo.
Savannah lo siguió a través del patio y entró en la sala de estar donde un anciano de la edad de Cooper estaba sentado en medio del sofá marrón en forma de L.
A pesar de su edad, todavía se veía fuerte y de buen ánimo como cabeza de la familia, y tenía los mismos ojos que aquel hombre.
Viejo Sterling se emocionó al ver llegar a Savannah. Se levantó y caminó hacia ella —Savannah, una buena chica, pasa. ¿Te acuerdas de mí?
Savannah no olvidó al anciano frente a ella, pero su sonrisa era un poco reservada —Sí, Señor. Le conozco…
—Bien —Viejo Sterling sabía que aunque ella le conocía, muchos de sus recuerdos de acompañarlo en la casa se habían perdido, lo cual era una pena. Sin embargo, mientras ella regresara, todo estaría bien.