Justo antes del amanecer, Savannah finalmente se recuperó. Estaba cansada, pero ya no tenía sueño. Se puso un abrigo, salió silenciosamente de la habitación y bajó las escaleras.
La casa tenía un pequeño jardín frontal. Había perennes, arbustos y enredaderas creciendo en el jardín cuando sus padres aún estaban aquí. El suave verano lo teñía de un verde aún más rico. Cuando Dylan compró de nuevo la casa para ella, plantó las mismas plantas verdes de antes, y también trajo flores en macetas más atractivas.
El aire estaba lleno de un dulce aroma.
Tomando una profunda respiración del aire, Savannah caminó hacia el columpio en el jardín y se sentó en él. Desde este ángulo, vería a Dylan por primera vez cuando viniera a recogerla.
Ella miró hacia abajo a su vientre y lo tocó lentamente, murmurando, "bebé, esperemos a que tu papá venga a recogernos, ¿de acuerdo?"
El bebé pateó su vientre ligeramente abultado como si respondiera.
