Savannah pudo ver por la mirada reveladora en los ojos de Charlotte que le gustaba Dylan. Esto la incomodaba bastante, pero reprimió su emoción.
—¿Recuerdas a esta chica, Dylan? —Lionel sonrió.
—Por supuesto. La hija de Ethan Rowe, la niña mimada de tus padres. —Dylan alzó las comisuras de su boca.
—Sí, la traviesa niña que te perseguía cuando era pequeña —agregó Lionel.
Charlotte frunció los labios y golpeó suavemente a su hermano con el hombro. —¡Lionel! No creo que siempre estuviera molestando a Dylan —dijo dulcemente.
—¿No? Recuerdo que cada vez que Dylan venía a la casa de su madre en Chicago, tú venías a buscarlo. Un día Dylan estaba tan ocupado que pidió a Butler Curtis que te mandara de regreso, y lloraste todo el día... —Lionel rió.
—¡Lionel! Ya es suficiente, no lo hice... —Charlotte pataleó de una manera adorable. Era obvio que siempre había sido mimada por todos.
Dylan y Lionel se miraron y rieron.