Savannah miró a Dylan. Su único competidor en la familia Sterling había sido desterrado, y ahora nadie podía competir con él. No era necesario que usara al bebé en su vientre para ganarse el favor de su padre...
¿Estaría de acuerdo si ella le dijera que no quería tener al niño ahora?
Se armó de valor y movió sus labios rojos —Dylan...— luego se detuvo, demasiado tímida para hablar.
—¿Qué sucede? —preguntó él suavemente.
—Yo... Si... —Ella todavía dudaba. ¿Y si el hombre se enfadaba de nuevo?
Él valoraba mucho al bebé. Ella no había mencionado la solicitud de abortar al niño en estos días. ¿Se molestaría si lo mencionaba de nuevo?
¿Empeoraría su relación con él, que estaba temporalmente tranquila y en paz, de nuevo?
Dylan frunció el ceño. La pequeña mujer parecía estar preocupada por algo; aunque tenía la sensación de que las palabras que quería decir no le agradarían, aún la alentó —Di lo que quieras decir.
