Valerie sollozaba, con las uñas hundiéndose en sus palmas.
—¡Deja de llorar! ¡Estás haciendo demasiado ruido! —Una prisionera alta y agresiva, que parecía haber sido despertada, se levantó de su cama y rugió salvajemente.
Valerie, de mal humor, respondió impacientemente.
—Ja, si tienes otra opción, te sugiero que vivas en la suite presidencial. ¿Por qué no te mudas?
—¡Te arrepentirás de lo que has dicho! —Con esas palabras, la prisionera sacó una daga, corrió hacia Valerie y se la clavó en la gran barriga con violencia.
Los ojos de Valerie se abrieron de par en par mientras la afilada daga atravesaba su vientre y ella caía al suelo entre los alaridos de otras prisioneras que vieron la sangre.
* * *
Savannah se enteró de lo que le pasó a Valerie al mediodía siguiente.
Garwood no tenía intención de mencionar el asunto a Savannah al principio, pero cuando le contó a Judy, Savannah justo bajaba las escaleras y se unió a su conversación.