—Savannah giró apresuradamente la mirada y se hizo la tonta —¿Qué? ¡No sé a qué te refieres!
—Dylan levantó las cejas —entonces continúa.
—Continuar... ¿Qué? —Sus ojos se agrandaron.
—Quítame los calzoncillos.
—¿Qué? ¡No! —Savannah agitó las manos de manera apresurada.
—Quiero ducharme. ¿Cómo puedo hacer eso sin quitarme los calzoncillos?
—Savannah reprimió el impulso de rodar los ojos y comenzó a lamentar haberse metido. ¿Por qué entrar a quitarle la ropa?
Olvidémoslo, ¡haz una buena obra! —Savannah suspiró.
Intentando no mirar sus caderas, alargó la mano y palpó el frente de sus calzoncillos y los bajó.
—Dylan entrecerró los ojos y se acercó deliberadamente a ella. Savannah sintió que sus dedos tocaban algo caliente, lo que casi la hizo gritar, y retiró la mano de inmediato.
¡Dylan una vez más trataba de aprovecharse de ella!
Se mordió el labio y le lanzó apresuradamente una toalla —bien, ¡ahora puedes ir a ducharte!