Savannah asintió.
Al mismo tiempo.
Susan finalmente fue liberada por el guardaespaldas después de una forzada gira turística por LA en la tarde.
—¡Ya verás! Tan pronto como salió del coche, saltó y gritó:
—¡Tarde o temprano te echaré a ti y a esa zorra!
Ella era la hija del viejo Sterling. ¡Cómo se atrevía este guardaespaldas a encerrarla en su coche como a un animal durante toda una tarde!
—¡Como sea! —dijo el guardaespaldas, pisó el acelerador y se fue a toda velocidad.
Dylan siempre se comportaba de manera perentoria, ¡y su subordinado era tan arrogante como él!
Susan maldijo en silencio, apretando los dientes.
Tomó un taxi. Momentos después, el coche se detuvo en un hospital privado lejos del centro de la ciudad.
El hospital, ubicado en un lugar resguardado, tenía un ambiente muy tranquilo. Atendía especialmente a gente rica y ofrecía un alto nivel de privacidad.
