```
Tan pronto como Clyde se fue, Lana se concentró en los archivos que Liam le había dejado.
—Parece tan inocente. Alguien con unos ojos tan inocentes no haría tal crimen —susurró Lana mientras miraba la entrevista de Gale.
Pero ella sabía que las apariencias podían engañar. Lana había aprendido esta lección en su vida, a no juzgar por la apariencia externa de ninguna persona, porque nadie podía realmente leer lo que pasaba por la mente del otro.
La mujer acusada parecía totalmente devastada y su puro vestido de novia estaba lleno de manchas de sangre.
Seguía gritando y diciendo que no sabía qué y cómo todo había sucedido, en su declaración dijo que de alguna manera había perdido la conciencia y más tarde, cuando se despertó, había un cuchillo en su mano con su esposo a su lado completamente bañado en su propia sangre.
—Una boda convertida en una pesadilla. Liam tendrá que esforzarse mucho para conseguir pruebas a su favor —murmuraba Lana. Liam había dicho con firmeza que las pruebas estaban todas bien fabricadas.
—¿Cómo diablos va a ganar este caso? —murmuró Lana antes de estirar la espalda y el cuello. Dondequiera que mirara, toda la forense, todas las pruebas, todo apuntaba en una dirección. Era simplemente un caso sin esperanza.
Quienquiera que hubiera planeado esto había hecho un trabajo muy meticuloso y había fabricado todo con un conocimiento completo del fallecido y de toda su vida y hogar, definitivamente lo tenía todo muy bien planeado. ¿Lagunas... Dónde estaban?
Lana volvió a todos los testimonios mientras cerraba su mente e imaginaba todo lo que sucedía en su mente... una y otra vez, repasaba toda la escena en su mente y cerraba los ojos en busca de algo que pudieran necesitar mirar con atención.
Lana estaba intentando descifrar cómo y qué hacer para encontrar alguna pista a su favor cuando su teléfono sonó, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos y desviando su concentración.
—¡Tsk! —siseó Lana y agarró su teléfono móvil. Sus labios se fruncieron al ver el identificador de llamadas...
—¿Qué querrá ahora?
—¿Sí? —preguntó Lana a Liam.
—¿Viste los archivos? ¿O todavía estás ocupada con tu visitante? —Las cejas de Lana se arquearon porque pudo leer el sarcasmo en las palabras dichas por Liam.
"¿Qué? ¿Acaso soy una estudiante cuyos padres están comprobando si está haciendo su tarea o no?"
Se sentía como golpeando a esa estatua de hielo sarcástica con un palo pesado y hacer que su cerebro volviera a la normalidad. Aun así, trató de calmar su mente y respondió en un tono normal:
—Sí... Ahora mismo estoy revisándolos, así que no te preocupes. Me aseguraré de memorizar cada detalle y almacenarlo en mi cerebro —replicó Lana con jovialidad.
—Bien —respondió Liam.
—¿Eso es todo? —preguntó Lana.
—Sobre mañana. Mi padre quisiera que vinieras a almorzar y te quedaras hasta la cena, eso si estás disponible —continuó Liam.
Lana hizo una pausa por un momento, pero de repente apareció una sonrisa en su cara al pensar cómo Liam esa noche había utilizado a su madre para molestarla.
```
—¡Hora de la venganza, jefe! —el pequeño diablillo interior de Lana no podía evitar regocijarse ante esa oportunidad.
—Claro, estaré lista antes del almuerzo entonces. ¿Eso es todo? —preguntó ella sencillamente, ocultando su felicidad.
—Sí... —murmuró Liam y terminó la llamada.
Liam estaba pasando un momento muy difícil en su oficina y estaba en un dilema que amenazaba su vida.
Dondequiera que mirara en su oficina, lo único que podía ver era a Lana, a veces parada junto a su escritorio mirándolo sensualmente, a veces sentada frente a él intentando provocarlo con sus acciones seductoras y lo peor de todo cuando miraba hacia su área de trabajo veía a Lana de pie en ropa interior haciendo poses sexys y llamándolo hacia ella.
Liam nunca se había sentido tan caliente en su vida. Incluso después de aflojarse la corbata y quitarse el abrigo y la chaqueta, no podía concentrarse en su trabajo y cada pocos minutos sentía la garganta seca.
—Oh... ¿Qué diablos me pasa? ¡Creo que me estoy volviendo loco! —tenía miedo de su propia mente y preocupado por si terminaba haciendo algo extraño frente a Lana.
Ya había estado comportándose extrañamente dentro de su radio y no sabía cómo detener su mente descarriada. Maldijo antes de lavarse la cara con la palma de su mano.
Todo era culpa de Jorge por haber puesto a Lana en esa área, sin siquiera mencionarle sobre ese vidrio de un solo sentido que le había puesto en una posición difícil.
Justo cuando Liam luchaba consigo mismo en su oficina, Jorge entró allí.
—¿Qué sucede? ¿Estás mal? ¿Por qué tienes la cara tan roja y caliente? —preguntó Jorge, notando la extraña apariencia de Liam.
—Todo es por tu culpa —le lanzó una mirada y descargó toda su ira sobre él Liam.
Hablar de algo más podría incitar la curiosidad de Jorge a un nivel superior. Por lo tanto, Liam dejó todas las demás cosas como estaban y simplemente cerró los ojos con fastidio.
Jorge, por otro lado, tenía cierta idea de su molestia. Sonrió al pensar en contraatacar a Liam siempre que pudiera ya que tenía una carta comodín en sus manos contra él. Echando un vistazo a Lana en una situación ambigua desde el vidrio de una sola vía.
«Hahahaha», Jorge rió para sus adentros.
—Acabo de oír algo interesante de una amiga. También asistió a la fiesta de ayer y me dijo que los labios de la mujer con la que estabas anoche, probablemente deban estar hinchados ahora. ¿Es eso cierto, hermano? ¿Cuánto tiempo se besaron? ¿Fue apasionado? ¿Ella te respondió con la misma pasión ardiente o la dominaste? Creo que ahora finalmente estamos listos para borrar la actitud de odio hacia las mujeres de tu descripción de personalidad. ¿Diré que no es odio hacia las mujeres, sino simplemente un florecimiento tardío? —atacó Jorge a Liam con esa sonrisa divertida y ojos parpadeantes directamente a Liam.
—¿Qué tal si consigues una mujer primero, Jorge, para que dejes de decir tonterías de vez en cuando? —Liam ladró, lo que hizo que Jorge elevara las cejas mientras se sentaba cómodamente en el sofá.
—Supongo que todavía estás en negación. Creo que tú y Lana están destinados a estar juntos. Chocando juntos. Debo decir, ambos sois una pareja tan perfecta el uno para el otro. Me pregunto quién se atreverá a perder el orgullo primero y se atreverá a ser honesto con sus sentimientos —le vacilaba Jorge, disfrutando de la cara agria de Liam.
—Quizás después de ti, Jorge, tú cobarde asustado... —murmuró Liam sarcásticamente y luego continuó—. ¿Qué le pasó a Miley? Que yo sepa, solo Miley podía hacerte correr con tanta prisa, dejando de lado todos tus trabajos así, creo.
Liam le preguntó todo eso a Jorge para que dejara de burlarse de él, aunque sabía que podría ser algo trivial solo conociendo a su querida hermanita. En realidad, Miley solo quería llamar la atención de Jorge.
—Nada importante, solo unos tacones rotos. Conoces a tu hermana, le encanta molestarme —respondió Jorge sencillamente antes de preguntar—. ¿A qué hora nos vamos? —aparentemente para cambiar de tema.
—Nos vamos ahora —murmuró Liam.