Ella estaba chillando y saltando de alegría en cuanto volvió adentro, como si hubiera ganado la lotería.
—Mírate... chillando así. ¿Te gusta tanto? —su madre la fastidiaba.
Luo rió y puso su brazo sobre el hombro de su madre y le replicó:
—¿Qué hay de ti, mamá? ¿Te gusta tanto como para darme a él sin siquiera ponerle a prueba primero?
Su madre se rió y dijo:
—Nah... Querida, es porque yo y tu padre confiamos en tu juicio. Tú lo eliges y él se hará responsable de ti... Así que por supuesto, ahora lo amaremos como a un hijo.
—Por cierto, ¿cuál es el asunto con los padres de Noah? —su madre intentó llevar la conversación hacia el tema preocupante.
Luo hizo un puchero y dijo:
—A Noah no le gustaba su madrastra. Mamá, vamos a ser más sensibles ya que él tiene una relación complicada con su familia... Por cierto, estoy segura de que a ti y a papá os encantará conocer a su hermana en cambio.
Su madre se ajustó en el sofá, miró a Luo atentamente y preguntó:
—¿Y por qué es eso?