—¿Volvemos a la oficina? —preguntó Lana mientras estaban dentro del automóvil.
—¿Quieres? —preguntó Liam mientras miraba su reloj de pulsera. Lana hizo lo mismo y dijo:
—Todavía tengo una hora para completar las horas de trabajo del día.
Liam rió entre dientes y dijo:
—Quería ir a comprar algo, pero no tengo a nadie que me acompañe. ¿Qué tal si vienes conmigo y luego comemos allí después de las compras?
—¿Qué tal Jorge? —susurró Lana.
—Él no puede venir. A mi padre no le gustará si Jorge no se une a él en la cena ya que yo no estoy en casa —respondió Liam con tono bajo.
—Está bien, te acompañaré, pero primero llamaré a mamá… —comentó Lana y sacó su teléfono móvil dentro de su bolso para marcar el número de su madre.
—Hola mamá. Voy a acompañar a Liam a comprar algo para él y…
—¡No vengas a casa a cenar! —Lana escuchó que su madre le instruía.
—¿¡Qué?! —preguntó Lana con el ceño fruncido.