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Unos días pasaron volando y Liam continuó dedicando todas sus tardes a Lana y su madre en el hospital, como parte de su rutina. La señora Huang ya había vuelto a su estado habitual, sin prestar atención a su salud, lo que preocupaba aún más a Lana, ya que siempre quería caminar por la habitación, a veces incluso exigiéndose demasiado con tanto caminar.
Aunque el Dr. Wang estaba muy contento con el progreso de su recuperación, le había advertido varias veces que descansara bien. Después de casi 10 días, a la señora Huang se le entregó el parte de alta y se le indicó que descansara adecuadamente en casa durante al menos otro mes.
Todavía necesitaba cuidados y, viendo todas las circunstancias, Liam contrató a una enfermera privada y un médico interno exclusivamente para la señora Huang, para asegurar que su tratamiento fuera bien incluso en casa. Y la señora Huang se conmovió de verdad con esa considerada acción de su muy querido yerno.