Leia lo miró y titiló sus ojos. —Yo... estoy bien. He estado bien —respondió—. ¿Y tú?
Lucius soltó un suspiro suave y se pellizcó entre las cejas. —Lo siento —dijo.
Leia lo miró de reojo. —¿Por qué? —preguntó.
—Por todo lo que te he hecho, lo siento. Tengo tanto que quiero decirte, pero no sé por dónde empezar. Tampoco sé cómo poner mis sentimientos en palabras —respondió Lucius y enterró su cara en sus palmas.
Leia se quedó mirándolo, igualmente insegura de qué decir. Sabía que sería así, pero le sorprende que esté calmada y no para nada enojada con él.
—¿Me odias? —preguntó de repente, después de haber guardado esa pregunta en su corazón.
Lucius levantó la cabeza y la miró. —¿Eh? ¿Q-qué quieres decir? —indagó.
—Sabes, por alguna razón, tengo recuerdos de mi vida pasada. ¿Adivina qué? —Leia lo observó de soslayo.
—¿Qué? —preguntó.