—Te estoy mostrando un lado de mí que no has visto en mucho tiempo. El lado de mí que... se preocupa por ti —dijo Lucius mientras lo abrazaba aún más fuerte.
Valerio se mantuvo en su abrazo, con los ojos vacíos mirando la pared, sin estar seguro de lo que estaba sucediendo.
En ese momento, todo lo que podía recordar era lo que su madre una vez le había dicho.
Su padre no lo odia.
Lo ama pero simplemente no lo demuestra.
Sus pestañas parpadearon, inseguro de por qué de repente estaba recordando eso ahora.
Un profundo suspiro escapó por su nariz, y cerró los ojos. —Suéltame —dijo.
Lucius parpadeó y permaneció quieto, sin soltarlo.
Valerio esperó a que lo hiciera, pero cuando no lo hizo, la ira creció en él y lo empujó furiosamente.