Un escalofrío estalló en el cuerpo de Aila por el toque de las manos de Damon y la cercanía de su cuerpo al suyo. Ella echó un vistazo hacia atrás a su reflejo en el espejo y aún estaba asombrada de que este hombre fuera su compañero. Empezó a desabrocharse los jeans con la mirada fija en la de él y lentamente los bajó, revelando su tanga. La mirada de Damon se oscureció de nuevo mientras apartaba los ojos de los de ella y miraba hacia abajo a su cuerpo, retrocediendo con apreciación llenando sus rasgos.
Una vez que arrojó sus jeans sucios a un lado, Damon la giró para enfrentarla, y como si fuera una señal, ella lentamente le quitó la camisa y la lanzó al suelo. Su mirada se dirigió a su pecho cincelado, y no pudo resistirse a dejar algunos besos en sus pectorales y siguiendo con sus labios por los pliegues de sus músculos abdominales. Aila lo sintió inhalar bruscamente mientras comenzaba a desabrocharle el botón de sus jeans.