Aila permaneció inmóvil mientras evaluaba su entorno. No había nada cercano que pudiera ver, pero sus instintos y el silencio de la noche le decían lo contrario. Dando vueltas sobre sí misma, miró hacia atrás, a través del lago, y vio a Nairi todavía dormida.
Sabía que debía mantenerse alerta; si realmente había un vampiro cerca, y ni Chiara ni Nairi podían ayudar, entonces tenía que estar preparada para enfrentarlo. Aunque esperaba que no llegara a eso, no sabía lo suficiente sobre las criaturas como para odiarlas abundantemente como los otros hombres lobo. ¿Estaban en buenos términos, no? Los hombres lobo y los vampiros?
—¿Malia? —Aila intentó despertar a su loba, pero no había más que silencio, como en el entorno. Ni siquiera un pío de su loba; se sentía verdaderamente sola. Su mente estaba vacía.