—Sé que no lo harás. Pero me lo compensarás.
Los labios de Damon seguían descansando en el cuello de Aila, provocando un escalofrío a lo largo de su espina dorsal por el calor de sus labios y su aliento. Ella mordió su labio inferior y colocó sus manos sobre los bíceps de él. Este hombre era descarado, pero al mismo tiempo, ella sentía que quería 'compensárselo'.
—¿Qué sugieres? —Aila susurró sin aliento.
Damon rió en el cuello de Aila, la pequeña vibración era un deleite para su piel ya inflamada por su toque. Inhaló profundamente, oliendo detrás de su oreja antes de alejarse. Aila se encontró inclinándose hacia él pero recobró sus sentidos una vez más y se reequilibró. Los ojos de Damon brillaban divertidos por su pequeña acción antes de responder,
—Sal en una cita conmigo.