—Los reflectores iluminaban las puertas de la casa de la manada de la Creciente Plateada, y las cámaras hacían clic y destellaban mientras los reporteros que no habían sido invitados a la boda más importante del año se colaban e intentaban acceder al interior —sin embargo, colarse era impensable. La seguridad de la manada era fuerte, con una vista y audición sobrenaturales, lo que hacía casi imposible pasar.
—Un helicóptero sobrevolaba los terrenos del Rey Alfa y la Reina Alfa, con una luz sobre ellos, con reporteros dentro. Solo se les había otorgado acceso para grabar la ceremonia desde arriba y de la casa de la manada. Todo lo demás estaba prohibido.