Los sonidos de los cubiertos chocando contra los platos, risas y música llenaban el aire. La noche era cálida, la luna y las luces hacían que el ambiente brillara. La boda de Aila y Damon continuaba con un área abierta para comer en el bosque, entretenimiento como una banda y otras cosas como fotomatones, y una arena de lucha preparada.
Aila casi rodó los ojos ante la arena de lucha, pero era otra pequeña señal de que la manada y sus costumbres eran parte de su vida. La boda estaba llena de tradiciones antiguas y nuevas, y ella lo aceptaba todo. Les dijo a aquellos que deseaban luchar, aunque no se les permitía derramar sangre ni sacar un diente.
Era el único día en que Aila pedía tal moderación. Quería fotos bonitas sin sangre en las camisas y sonrisas desdentadas a lo largo de su álbum de fotos. Sería un recuerdo y uno divertido, además de eso. Pero era algo normal por aquí, y ella quería un día sin ello.