El trío no permaneció mucho más tiempo en la oficina. Después de que Aila descubriera la razón detrás de la incapacidad de algunos licántropos para transformarse en sus formas humanas, quiso ayudar de inmediato. Sin embargo, todavía tenían otros asuntos que discutir. Así que, Chase y Damon la siguieron a través del jardín y hacia las viviendas para invitados cerca del bosque.
Pero eso no les impidió seguir discutiendo. Los miembros de la manada estaban ocupados con sus tareas y entrenamientos habituales, así que su conversación privada era aceptable.
—Entonces, Chase, ahora tú eres el hombre a cargo. ¿Cómo se siente? —Aila sonrió, mirando por encima de su hombro a Chase, quien seguía detrás del Alfa y Luna.
—Un montón de maldito trabajo —gruñó Chase, pero Aila sabía que no le importaba. Los cazadores, sus enemigos durante siglos, les habían ayudado con Casio, y todo se debía a Chase.