—Corriendo por las calles traseras, Damon se sentía como un maldito cobarde huyendo y dejando atrás a su compañera. Quería llevarse a Aila con él. Que le jodan a Casio y que le jodan a Davian. Aunque sabía que el híbrido no tenía elección en el maldito asunto. Aún así. ¡Que les jodan!
—Había dejado a Aila justo cuando estaba vulnerable. Haber visto el miedo detrás de sus ojos, repugnada de sí misma, era evidente sin necesidad de sentir el lazo ni escucharla murmurar maldiciones contra sí misma.
—Ella no está sola —la majestuosa voz de Darius retumbó dentro de él—. Ese macarra, Harry, está allí, y Davian parece que sí se preocupa por ella.