El coche está tenso y silencioso. O tal vez así es como se siente para Aila porque Harry no le ha dicho ni una palabra. Ella lanza una mirada furiosa a Casio, quien tamborilea sus manos en el tablero del coche con una melodía, una amplia sonrisa en sus facciones como si disfrutara del malhumor de Harry. Aila lo mira por milésima vez, con preocupación roedor en su estómago, desesperación que le araña por decir algo, cualquier cosa para cortar esta tensión que crece entre ellos.
Pero Harry continuó mirando por la ventana mientras el paisaje pasaba velozmente a su lado. Habían estado en el coche durante bastante tiempo, incluso parando en una gasolinera. Todos los pensamientos sobre Clint y vengarse de él y de sus padres estaban en el fondo de su mente. Había estado en lo alto de su lista, derramar su sangre, pero antes de eso, necesitaba saber si todavía podía confiar en Harry.