Casio nunca dijo nada sobre el aroma que envolvía el de ella, pero cuando salieron del cuartel hacia el híbrido y el licántropo que los esperaban, agarró a Harry por la garganta y lo estampó contra el pavimento mojado. Algo se rompió por la presión, un desgarro en alguna parte de su cuerpo, pero Harry solo gruñó en respuesta, chasqueando sus caninos alargados, con los ojos brillando intensamente de color azul. Aila estaba asombrada, desviando la mirada hacia Davian, quien la miró y luego apartó la vista, dejando claro que no podía hacer nada.
Casio retiró la cabeza, revelando sus colmillos mientras veneno y celos retorcidos se agitaban en sus entrañas. Aila inhaló bruscamente ante la tormenta de emociones que sentía a través del lazo y estuvo a su lado en segundos.