Aila lanzó una mirada a Casio, quien tenía una sonrisa cómplice en los labios, luego giró la cabeza hacia un lado, mirando a Davian con interrogación, pero su rostro estaba duro como piedra, apretando los bíceps con fuerza. Él no le devolvió la mirada y en cambio observó a Casio de mal humor. Aila siguió su mirada para luego volver a posarla en los humanos que le sonreían, haciendo que sus mejillas se tiñeran de rojo al ser observada.
Los cinco parecían modelos, tres hombres y dos mujeres. Los hombres estaban sin camisa, con cuerpos bronceados y bien definidos, y las mujeres vestían vestidos negros y tacones como si estuvieran en algún evento. Era extraño. Ella no entendía por qué había cinco personas de pie frente a ella.
—Cass, pensé que iba a beber de un vaso otra vez... —su voz se apagó al ver la expresión divertida de Casio—. ¿No es esto peligroso?