Davian le echó un vistazo a Aila antes de que sus ojos se entrecerraran ligeramente hacia Casio. —Entonces explícale por qué estabas en la cama con ella. Por lo que recuerdo, solo necesitas proteger a tu chiquillo y alimentarlos cuando sea necesario.
—¿Chiquillo? —preguntó Aila, mirando alternativamente entre Casio y Davian.
—Cass es tu maestro; tú eres su chiquillo —explicó Davian, su mirada aún solo en Casio—. Es solo un nombre, no es algo sobre lo que pensar demasiado.
Aila miró a Casio antes de rodear el sofá y dirigirse hacia las ventanas, aún esperando una explicación. Al menos donde ahora estaba parada, había algo de espacio para respirar entre ella y el vampiro antiguo, y aunque miraba a Davian con sospecha, aún se sentía mejor con él en la habitación. Todo el encuentro la mantenía distraída del ardor abrumador en su garganta.