Aila lo miraba fijamente, sus ojos brillaban y tenía un aspecto salvaje. Gabriel giró su cabeza hacia un lado y frunció el ceño al ver a Ajax, Finn y.. ¿Chase? ¿Por qué? Volvió la vista hacia Aila y la agarró del cuello tan pronto como ella se lanzó hacia él, estrellándola contra la pared. Ella le arañó las manos y gruñó, mostrándole sus caninos.
—¡Gabriel! ¡Detente! —gruñó Finn a su lado.
—¿Cuándo se volvió feral? —replicó él, sin soltarla.
—¿Qué quieres decir? ¡Estabas ahí!
Los dos se miraron confundidos. Pero Gabriel volvió su mirada hacia Aila cuando ella relajó las manos y echó la cabeza hacia atrás contra la pared, cerrando los ojos. —Qué demonios, Cass. ¿Por qué nos dijiste que viniéramos aquí? —rugió ella a través de dientes apretados y abrió de golpe los ojos. Ahora estaban normales, pero había furia en ellos.