Aila se alejó de él y subió las escaleras. Una vez cerró la puerta tras de sí, su sonrisa desapareció. Chase parecía dudar de su comentario. Como si Clint pudiera llegar a ella sin importar quién estuviera a su lado.
—¡Genial, ahora no podremos dormir! —se quejó Malia.
—Qué bueno que haces acto de presencia. ¿Creí que solo Damon o Darius te hacían esconderte? —murmuró Aila mientras se metía bajo las cobijas de la enorme cama.
—Bueno, estaba escuchando... Solo pensé que te dejaría manejar a los demás... Son tan protectores con nosotros... Es mono, —intervino Malia.
Aila rodó los ojos, —No les digas que son monos. Se supone que deben ser duros...
Malia soltó una risita, —Sí, sí...