—Entonces, es cierto... ¿Eres como algún tipo de hombre lobo real? —Chase y Aila giraron la cabeza hacia el lado y vieron a Gabriel apoyado contra la ventana al otro lado del bar, con los brazos cruzados, su mirada fija en Aila. Las cejas de Chase se unieron.
Aila pudo ver la luz titilando detrás de sus ojos y la sonrisa que intentaba ocultar. Sus labios se curvaron divertidos. Sabía lo ridículo que sonaba para un humano; diablos, ella ERA humana, hasta hace unas seis semanas.
—Sí, soy bastante importante, Chase... espera, ¿cuál es tu apellido? —dejó de bromear y lo miró con curiosidad.
—Hunt —interrumpió Gabriel.
Aila no pudo evitar reírse a carcajadas; colocó sus manos sobre sus mejillas y sacudió la cabeza de lado a lado lentamente. —Tu nombre... es Chase maldito Hunt...
La diversión se reflejó en sus ojos, y él miró hacia otro lado. —Sí.