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—El dolor atravesó la espalda de Aila, sintiendo como si la estuvieran apuñalando con montones de alfileres junto con quemarle la piel por la plata. La mano de Clint estaba alrededor de su garganta, pero ella podía salir fácilmente de su agarre. Aila sabía que había una posibilidad de que su plan saliera mal.
Solamente quería que su manada estuviera segura y preocuparse por sí misma después. Pero también esperaba llegar primero a sus coches, pero estaba bien. Simplemente no esperaba ser apuñalada.
Aila siseó por el dolor que irradiaba desde su parte baja de la espalda y escuchó a su lobo comenzar a gemir en su mente. Necesitaba sacar esa cosa de su interior. De lo contrario, su fuerza se iría, y se encontraría en grandes problemas.