—Enamorarse de él no era caer en absoluto. Era como entrar a una casa y de repente saber que estás en casa —r.i.d.
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—Abajo, los miembros de la manada y el personal se detuvieron en lo que estaban haciendo cuando el hacer el amor de Alfa Damon y Luna Aila resonó a través de la mansión. Fueron los gritos los que los hicieron detenerse. No ayudaba que todos fueran hombres lobo, y su audición era mucho más aguda que la de un humano.
Algunos miembros de la manada miraron hacia el techo o hacia donde provenían sus sonidos; otros se rieron entre dientes y continuaron lo que estaban haciendo. Mientras tanto, en la sala de estar, Ajax, Finn y Chiara estaban relajándose y todos estallaron en carcajadas.