Aila corría tan rápido como podía; sus zancadas eran largas mientras parecía casi saltar cuesta abajo hacia el pequeño cerro que conducía de regreso al pueblo. Sabía que era rápida, pero la adrenalina bombeando por sus venas y el temor de que los miembros de su manada sufrieran más bajas la hacían creer que era lenta como un caracol. Aila intentaba concentrarse en acelerar su paso hasta el punto de que llegaría en segundos, como lo había hecho antes con Nairi..
—NAIRI.
Aila apretó los dientes. Sabía que Chase estaba más o menos bien; no quería pensar demasiado en él ahora, pero creía o esperaba que pudiera cuidarse solo. Pero ahora, necesitaba saber si Nairi estaba bien. Hubo un disparo anteriormente, lo que hizo creer a Aila que Silas había disparado a su hijo, pero ¿y si había matado a Nairi en su lugar? Vio cómo ella se cernía sobre ella y se volvía protectora.