[Continúa el flashback.]
Lo que se suponía que iba a ser un baño tranquilo se convirtió en cuatro rondas más de placer. Para cuando terminaron, se había preparado otro baño. Esta vez, realmente era para limpiarse.
Lina estaba lánguida de agotamiento. Todo lo que quería era dormir o quizás comer, pero sabía que no podía.
Lina tenía que saludar adecuadamente a sus suegros. Aun así, Kade había sido sorprendentemente atento. Le ayudó a limpiar su cabello, le masajeó el cuerpo y el cuero cabelludo, y luego procedió a enjuagar el jabón. Él fue tan gentil como debería ser un esposo, pero con un sentido de juguetón.
—No podrás arrodillarte —dijo Kade, saliendo de la bañera.
El agua goteaba en el suelo y por su cuerpo tonificado.
—Sí puedo arrodillarme —respondió Lina con terquedad, tratando de no distraerse por su perfecto y musculoso cuerpo.