—Tú, quédate aquí y espera por nosotros —Chay le lanzó una mirada fija antes de arrastrarme lejos—. Adiós, adiós —movió sus dedos hacia él mientras nos íbamos. Miré por encima del hombro y saludé con timidez.
Chay miraba todo alrededor del edificio, a las tiendas, con una sonrisa en su rostro. Yo comenzaba a sentirme un poco abrumada e insegura. Había tantas personas aquí y tantas tiendas. Simplemente estaba desorientada.
—¿Por dónde empezamos? —se preguntó Chay en voz alta—. ¿Hay algo que quieras? —me miró con entusiasmo.
[No sé] respondí con honestidad.
—¿Qué, pensé que hablarías ahora que Artem no está con nosotros?
[Demasiada gente] Ya me sentía nerviosa, pero también quería acostumbrarme a la vida real. Esto era muy difícil.
—Sí, supongo que hay bastantes. Menos mal que no vinimos el fin de semana, entonces estaría repleto —se reía de eso. Me alegraba que no estuviera 'repleto', porque entonces podía imaginar cuántas personas habría aquí.
—Bueno, vamos, vamos a mirar alrededor. Veremos si algo te llama la atención.
Entonces Chay me llevaba de tienda en tienda. Había muchas cosas diferentes a las que no estaba acostumbrada, y cosas que me interesaban. Había una pared llena de bolsos en una de las tiendas, y la mayoría se veían lindos. Admitiré que había algunos que me hacían preguntarme qué estaban pensando cuando los hicieron, pero no entiendo mucho de moda así que probablemente solo fuera yo.
Había un bolso que realmente me gustaba, y no podía dejar de mirarlo. Fue el color el que llamó mi atención. Era un verde bosque oscuro pero estaba hecho de un material que cambiaba de color, porque cuando la luz lo golpeaba en el ángulo correcto se veía más claro. Me hacía pensar en los ojos de Artem.
—¿Te gusta ese? —me preguntó Chay, notando la atención que le prestaba. El bolso era mucho más simple que los demás que estaban alrededor. Tenía dos pequeños bolsillos al frente y dos cierres en la parte superior bajo una solapa para acceder al interior. La correa era larga y un poquito más ancha que la de los demás, pero no mucho. Los cierres eran negros al igual que el ribete alrededor de los bordes. También había una sola huella de pata negra en la solapa. Realmente era lindo. Asentí con la cabeza para decirle que sí me gustaba ese bolso.
—¿Quieres que te lo compre? —me preguntó, sonriendo. Sacudí la cabeza en señal de no, sorprendida de que incluso ofreciera—. ¿Para qué estamos aquí si no es para comprarte algo?
[Realmente no quiero nada, pero si voy a obtener algo quiero que sea perfecto]
—¿A qué te refieres? —ella estaba confundida, la mirada en sus ojos y la inclinación de su cabeza eran más que indicativas de eso.
[No quiero llevarme lo primero que me guste. ¿Y si encuentro algo mejor después?]
—Entonces te conseguiré ambos. Te compraré lo que quieras.
—¡NO! —dije la palabra esta vez en lugar de escribirla—. ¿Por qué no? —casi sonaba como si estuviera quejándose.
—No quiero que sientas la necesidad de comprarme algo. No tienes que hacerlo —no sabía cómo decirle que me hacía sentir mal que ella lo comprara para mí. Estaba aprovechándome de ellos, sacando ventaja. No podía dejar que me compraran todo lo que quería.
—Creo que entiendo —me sonreía felizmente—. No te preocupes, encontraremos la cosa perfecta para ti. Eso me hizo feliz, finalmente estaba entendiendo lo que quería decir.
Chay tomó mi brazo otra vez y continuamos caminando. Pero ella tenía un pequeño rectángulo en su mano que se iluminaba mientras caminábamos.
—¿Qué es eso? —pregunté con voz baja para que los que estaban a mi alrededor no me pudieran oír.
—Este es mi teléfono —parecía sorprendida al principio de que había preguntado y luego pareció reconsiderarlo—. Claro, probablemente nunca hayas usado uno —tenía una expresión en su rostro que claramente decía 'Dios mío Chay, eres una idiota'. Me reí de ella entonces, y por supuesto de la mirada que se estaba dando a sí misma.
—No, no lo he usado —estaba negando con la cabeza—. Pero los he visto en los programas que me pusiste para ver, y he leído sobre ellos. Te ayudan a hablar con personas que no están cerca de ti.
—Sí, y puedes enviar mensajes escritos, redactados, para que los lean.
—Eso es bastante bueno, hubiera sido más fácil que escribir todos mis mensajes —me reí otra vez, pensando en cuánto más rápido hubiera sido. Pero, en realidad, probablemente no lo hubiera sido, ya que no sabía cómo usar esa cosa.
—Te enseñaré cómo usarlo cuando lleguemos a casa —sonrió, aparentemente dándose cuenta de mis pensamientos internos.
—Ok —asentí también, de acuerdo completamente.
La siguiente tienda a la que me llevó tenía vestidos. Había vestidos de muchos tipos y colores diferentes. Nunca había visto tanto color en un lugar antes y fue bastante impactante para la vista.
—Oh, creo que este te quedará tan bien —ella me sonreía mientras sostenía un vestido frente a mí. El vestido en cuestión era de un color plateado claro, solo unos tonos más oscuro que el blanco realmente. Era sin mangas y se abrochaba detrás del cuello, la parte de arriba era de corte bajo y la parte delantera del vestido llegaba a lo que parecían ser las rodillas, al menos eso es donde supuse que terminaría, la parte de atrás, era un poco más larga, lo suficiente como para empezar a arrastrarse por el suelo. Realmente se veía bonito, pero no sabía si era bueno para mí.
—Vamos, pruébatelo, ¿por favor? —Chay suplicaba, dándome ojos tristes de perrito y una mirada implorante.
—Ok. —Acepté, no quería decepcionarla.
Tomé el vestido y me llevaron a un probador. Me quité la ropa que llevaba y la doblé con cuidado en el pequeño banco que había en la cabina como habitación. Una vez desvestida, me metí en el vestido desde arriba. Lentamente, lo subí por mi cuerpo e hice lo mejor que pude para abrocharlo detrás de mi cabeza yo misma, el hecho de que lo lograra después de un minuto o dos fue realmente un milagro.
—¿Cómo se ve? —La voz de Chay venía a través de la puerta.
Después de su pregunta finalmente me miré en el espejo que colgaba en la puerta. El color del vestido hacía resaltar un poco más mi tez pálida natural, y mis ojos, de un azul brillante, parecían verse un poco más brillantes y más luminosos con el vestido puesto. Mostraba lo delgada que era, pero no se veía mal. E incluso el escote bajo no era demasiado, no mostraba nada.
—Vamos, Estrella, deja que vea. —Chay me animó, así que abrí la puerta y le dejé ver por sí misma el vestido puesto en mí. —Oh mi Diosa, Estrella. Ese vestido es increíble. Como pensé, te queda perfecto. Pareces una verdadera estrella brillante, atravesando el cielo nocturno. Eres hermosa.
—Gra-gracias. —Tartamudeé, avergonzada y complacida al mismo tiempo.
—Definitivamente vamos a comprarte eso.
—¿Pero y si encuentro algo más? —Ahora yo suplicaba.
—No me importa, tendrás ambos, pero definitivamente vas a tener ese vestido. —Ella parecía decidida y empeñada en comprarlo para mí, y no pude rechazarla.
Una vez que el vestido estaba fuera y yo estaba en mi otra ropa otra vez, fuimos directo a la caja y Chay compró ese vestido para mí. Ni siquiera sabía para qué iba a usar el vestido.
—Ahora, necesitamos comprarte un par de zapatos que combinen con esto. —Chay tomó mi mano y salió de la tienda emocionada.