Adeline no estaba segura de cómo se sentía respecto a que Dorothy fuera compatible con ella. Significaría salvar su vida a cambio de otra. Miró brevemente a Elías mientras él la empujaba en la silla de ruedas hacia el jardín. Su corazón se aceleró cuando vio que él la había estado mirando, en lugar de hacia adelante.
Weston y Easton estaban empujando las cunas de los bebés, y las niñeras estaban lejos en la distancia, esperando en el castillo para ser llamadas.
—¿En qué estás pensando? —preguntó Elías. Sintió un apretón en el pecho cuando la melancolía llenó sus hermosos ojos. Estaba molesta por algo, pero ¿qué?
—Dorothy es tu única pariente viva. ¿Realmente estará bien que tome su sangre solo para aumentar mis posibilidades? —murmuró Adeline.
Elías tarareó ante sus palabras. Continuó empujando su silla de ruedas en dirección de un gran árbol con una sombra espléndida. El sol estaba abrasador hoy. La primavera estaba llegando a su fin.