—¿Hola? —dijo Adeline al teléfono, notando que los ojos de Elías se dirigían inmediatamente hacia ella. La miraba intensamente, una mano en el respaldo de su silla y la otra levantando un arete colgante. Estaba lo suficientemente cerca para tocarla, pero no lo hizo.
—¡Addy, buenas noticias! —canturreó Lydia, ajustando el teléfono en su otra oreja mientras le hacía señas a William para que se alejara de su vista. Él suspiró por su comportamiento, pero se fue de todas formas, dejando el informe de progreso en su escritorio.
—¿Qué pasa? —preguntó Adeline, sonriendo un poco a Elías cuando él le puso el arete. Su toque era frío, pero la piel de ella estaba demasiado caliente. Ella tembló al instante, pero se inclinó hacia su caricia helada, deseando que calmara el calor de su cuerpo.
—Claymore Farmacéuticos está desarrollando rápidamente un fármaco, pero el problema es que no estamos seguros de que las pruebas en humanos se completarán antes de tu parto...