Hace 15 años.
—Me he deshecho de la evidencia —dijo fríamente James con una expresión ominosa en su rostro. La prensa llegaría de un momento a otro, exigiendo respuestas sobre el misterioso incendio que se había iniciado en una facultad real de ciencia.
—El fuego lo ha quemado todo —añadió James—. Los científicos, los niños, los papeles
—¿Los niños? —repitió Addison, su rostro volviéndose pálido como un fantasma. Se levantó del sofá, con una expresión demacrada y angustiada en su rostro. Se giró bruscamente hacia su esposo, quien apartó la mirada de ella.
—¡Dijiste que no había niños involucrados! —gritó Addison, girando frenéticamente hacia James. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Había niños quemados vivos?
—Son mestizos, Addison —dijo James—. Piénsalos como perros rabiosos. Si no nos deshacíamos de los últimos, se habrían reproducido entre ellos y expandido la población de Hombres Lobo aún más. Ya hemos eliminado a cada uno de ellos.