—Dios, ¿dónde has estado? —Nicklaus exclamó mientras sentía la punzada de las lágrimas nublando su mirada. Nunca pensó que viviría como un ser humano normal, pero ella había entrado en su vida como una luz al final de un túnel. ¿Y pensar que la había herido tanto? ¿Qué diablos estaba pensando cuando la encerró en ese cuarto oscuro durante días?
¿Y si hubiera muerto allí? ¿Y si se hubiera suicidado? La había herido tanto, sin embargo, ella lo había perdonado sin pensarlo dos veces. Realmente era un mal tipo.
La sonrisa de Nicklaus se desvaneció al pensar en todos los errores que le había causado.