—La abuela vino, me hizo comer mucho —se quejó Tiana mientras yacía en la cama.
—¿Abuela? —preguntó Nicklaus, entrando en la habitación—. ¿Dónde está ella?
—Se fue hace un rato; quería esperarte pero le dije que no llegarías a casa pronto, así que se fue, pero no sin antes hacerme prometer que iríamos a visitarla.
Nicklaus sonrió, acercándose a la cama y besando sus mejillas—. Te extrañé.
Tiana puso morritos y cambió su posición para poder besar sus labios—. ¿Ya cenaste?
Ella preguntó con aspecto preocupado y Nicklaus negó con la cabeza—. No, todavía no.
—Está bien, ve a ducharte, tendré tu comida lista antes de que salgas.
—Está bien —Nicklaus besó su barbilla antes de levantarse y desvestirse.