César corrió hacia ellos pero sus pasos vacilaron cuando vio que había alguien que no conocía al lado de su amo. Se detuvo un momento, observando a Diana intensamente.
—Se está preguntando quién eres y qué haces en su habitación —dijo Miguel y se rieron mientras veían a César mirar a Diana, después de unos segundos, César volvió hacia Miguel y trotó hacia él, jadeando y moviendo la cola.
—¡Gran chico! —Miguel se agachó, despeinando su pelo con las manos, César jugaba con él, lamiéndole la cara con su lengua.
—Oh, qué tierno, ¿me dejará tocarlo? —preguntó Diana, agachándose al lado de Miguel, levantó la mano para tocar su pelo pero César evitó su contacto, corriendo de vuelta a su habitación y saltando sobre su cama. Ambos estallaron en risas;