Kinshra cerró sus ojos mientras inhalaba su aroma. Cuando abrió la boca, se encontró hablando —Nunca te dejaré, Biham. Si otros quieren irse, que se vayan. No detendré a nadie, pero— abrió sus ojos y sus miradas se encontraron —estaré contigo y lucharé contra Felis.
—Kinshra esto es— Biham estaba atónito por su determinación.
Ella colocó un dedo en sus labios —No me importa si esto va a acabar mal, pero no puedo— no te dejaré ahora.
—Oh, Kinshra…— él murmuró su nombre como si fuera una adoración y la abrazó. Biham la besó en el templo. Salió de la cámara de reuniones para encontrarse con todas las demás hadas. Allí Kinshra les informó de su decisión.