La luz en la habitación se veía suave y cálida y era muy tranquila por dentro.
Fu Hanzheng metió a la chica en la cama y se acostó a su lado, dejando que ella le rodeara el cuello con los brazos.
La última vez que se emborrachó, quiso romper con él, así que no dejaba de decirle que no se embriagara de nuevo.
Pero lo que había dicho hoy le había agradado mucho.
La cara de Gu Weiwei se frotaba contra el cuello del hombre y ella dijo amargamente, —Fu Hanzheng, ¿qué debo hacer…?— olisqueó y apretó más su agarre alrededor de su cuello.
—Tengo miedo de que aunque ahora te gusto, perderás interés en mí en el futuro… —ligeramente sorprendido, Fu Hanzheng se inclinó de lado y besó las orejas enrojecidas de la chica, murmurando en voz baja—. ¿Cómo podría perder interés en ti?
Gu Weiwei se rió tontamente y le mordió el cuello.
—Fu Hanzheng, eres como mi… mi… —soltó su agarre y lo miró fijamente, como si estuviera pensando en qué era él en su mente.
